FACILITANDO LA VIDA

¿REALMENTE QUIEN SUFRE?

Hace unos días leyendo las pocas noticias que leo, porque no lo suelo hacer muy frecuentemente, me encontré un artículo en la página editorial del Diario El  Tiempo que por su título me llamó la atención.  El título era así: Carta a un Fantasma / Voy y vuelvo ¿Qué siente una madre que ha perdido a su hija a causa de un conductor desconocido?, empecé a leerlo y empecé a sentir una tristeza y un dolor profundo con cada una de las palabras que escribía este periodista, narrando y haciéndole la reclamación a este fantasma que a su paso había dejado una gran estela de dolor en este grupo familiar. Cuando finalice la publicación y me di cuenta del dolor y la rabia que sentía, me empecé a cuestionar, sin ser indolente y sin rayar en el irrespeto al dolor humano, me cuestioné qué tan fantasioso es seguir revolcándonos en el dolor de muchas situaciones de nuestro día a día, que a veces son mucho más exageradas por nuestro paradigma de lo que debe ser..., O lo que quiero que debiera ser.

Realmente si era yo quien sufría y sentía esta rabia interna por esta situación o simplemente esta información me había conectado con alguna de mis personalidades interiores que me hacen CREER que debo sufrir por cada una de la experiencia que me presenta la vida?  Y en los días siguientes encontré una maravillosa respuesta en un gran libro de mi profesor JOAN GARRIGA- El Camino de la Vida que dice así:

” Cuando sufrimos lo tenemos claro. Decimos yo sufro. Pero ¿es esto verdad?,  ¿No sería más pertinente investigar acerca de quién sufre en uno, qué parte o aspecto interior se encuentra contrariado o frustrado o herido?, ¿Quién se lamenta adentro? Seguramente, cuando sufrimos se trata de que algún aspecto nuestro tiene intereses, identificaciones o perspectivas que no se cumplieron.  Entonces decimos YO SUFRO, pero en realidad solo sufre alguna parte nuestra?

Todo sufrimiento tiene raíz en la vivencia de alguien (algún personaje interno) que se identifica con algo o se protege de algo, que levanta su voz y dice, por ejemplo, “Cuidado, esto no me va bien”, “esto debería de ser diferente”, “como se atrevieron a hablarme así”, “ Por qué no me quieren y me tratan como merezco”? Alguien adentro tiene cierto interés y piensa que debe protegerlos. En la lógica de esta parte interna, a veces, el asunto es de vida o muerte.

Recuerdo una mujer, identificada en su imagen ideal como eficaz profesional, que había sido apartada del núcleo de mando y altas responsabilidades de su empresa. Y recuerdo la frase que me dijo un día espontáneamente: “Si no me dan valor, yo no me puedo querer. Y así no puedo vivir.” ¿Era aquello verdad?  ¿Así no podía vivir realmente?  ¿Moriría si, según ella, no le daban el valor que merecía?  Por supuesto que no. Pero si era verdad para su lógica interna, para lo que ella había interiorizado en su crianza, en sus aprendizajes afectivos y en su historia personal. Tenía sentido dentro de la lógica de su apuesta existencial, que decía: “Los logros, el reconocimiento, dan sentido a mi vida”. En el interior de aquella mujer seguía viviendo una niña que enfrentaba su vacío existencial y su hambre de amor con su eficacia y sus rendimientos. Pero sufría, pues todas las apuestas de este tipo hacen desdichada al Alma, que tarde o temprano plantea su crisis.

Todos hacemos apuestas existenciales y buscamos lo esencial en lugares equivocados: La justicia, la belleza, el dinero, el poder, el sufrimiento, la adaptabilidad. Solo son apuestas, negocios con el alma, que vendemos a cambio de un plato de lentejas que aparentemente calma nuestra hambre de Ser”.
(Pág. 143 y 144 Vivir en el Alma. Amar lo que Es, Amar lo que Somos y Amar a los que Son – Joan Garriga Bacardi – Editorial  Rigden Instituto Gestalt 2013

Realmente si sufrimos, siempre lo hacemos por lo que NO HAY…, más que por LO QUE SÍ HAY y estamos atentos siempre a ese NO HAY…, no tengo los padres que yo quería, pero si hubo padre y madre que me engendraron, no hay la pareja que me imagino, pero si hay un ser maravilloso al frente mío que me está enseñando a vivir, a crecer, a ser adulto. Sufrimos porque no tengo esto o aquello, y no veo todo lo maravilloso y valioso que ya disfruto. Tenemos una compulsión de fantasía, de imaginación tan, pero tan, inmensa, que estamos atentos siempre a lo que NO EXISTE y mucho menos a valorar todo lo que SI EXISTE, que es lo que SI HAY Y SIEMPRE HA HABIDO. Nos hemos quedado muchas veces pegados a demandas infantiles que nos llevan a ser como pájaros insaciables, demandando más y más, cada vez, sin darnos cuenta que ya, AQUÍ Y AHORA, podemos SENTIRNOS FELICES, si seguimos hipotecando nuestra felicidad a un afuera que solo es nuestro reflejo, nuestra proyección, vamos a seguir haciendo negociaciones en desventaja.

Pero qué nos falta en este preciso instante para decidir SENTIRNOS FELICES, para darnos cuenta que así como somos, así como estamos y así como ha sido, fue suficiente y necesario. Prueba de esto es que estamos vivos. Si no hubiese sido suficiente, no estaríamos AQUÍ Y AHORA. Simplemente, biológicamente no existiéramos.

Sentirnos Felices, no es un slogan más de la nueva era, de la espiritualidad, es un apuesta real para ver el mundo de otra forma, ya que la anterior no fue suficiente, porque no está dando el resultado que esperábamos.

DECIDAMOS SER FELICES, DECIDAMOS TODOS LOS DIAS SER AGRADECIDOS, POR TODO, TODO LO QUE NOS TRAE EL DÍA.

Es un maravilloso descanso ir a la cama, con dicha actitud, porque sabemos que hemos hecho todo lo mejor que estuvo en nuestras manos, y que es lo mejo, eso que hicimos, porque lo hicimos con las herramientas y el conocimiento que teníamos hasta ese momento Y ESO ES LO QUE HAY. Y LO QUE NO HAY, ES FANTASÍA. En verdad, la felicidad es una decisión, es una opción que yo tomo todos los días, y en esa decisión SOLO YO SOY quien lo decido, SOY YO quien tiene el poder.

Les propongo un ejercicio muy fácil para darnos cuenta, todas las noches, al irnos a la cama; escribamos una lista mínima de diez cosas simples y cotidianas por las que estemos agradecidos, porque nos la disfrutamos ese día: Por ejemplo, por el agua caliente, a la hora de nuestro baño diario, por el café delicioso que compartí con mi esposo o esposa, porque pude abrir los ojos, porque llovió y me mojé, porque escuché esa canción que no escuchaba hacia tanto tiempo, porque el Sol fue maravilloso, porque vi un arcoíris, porque el atardecer fue espectacular, porque me di cuenta que tenía muchas razones para sentirme bien. Hay tantos porqués. Verán que cada día la lista empezará a crecer y CADA DÍA PODREMOS LLENARNOS DE MÁS RAZONES PARA ELEGIR, SENTIRME FELICES antes que sentir el sufrimiento.
Por: Sybil  Selene De La Hoz Yáñez
Medico Alternativo Y Facilitadora de Vida

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